DESARROLLO DE LA PERSONA
PROPUESTAS
Reconstruir el tejido humano:
Fomentar las relaciones saludables: Crear espacios para el diálogo, la conexión familiar y la amistad auténtica, offline y online.
Educar en empatía y compasión: Desde temprana edad, enseñar a ponerse en el lugar del otro y a valorar la diversidad.
Promover el perdón y la reconciliación: Enseñar que los conflictos pueden ser oportunidades para crecer y entenderse.
Fomentar hábitos saludables:
Combatir las adicciones: Promover alternativas que nutran el cuerpo, la mente y el espíritu (ejercicio, arte, meditación, espiritualidad).
Equilibrar el uso de la tecnología: Enseñar a desconectar y a usar las herramientas digitales para fines constructivos.
Revitalizar la espiritualidad y el propósito:
Promover la introspección: Invitar a las personas a reflexionar sobre quiénes son y qué quieren aportar al mundo.
Abrir caminos de trascendencia: Fomentar espacios donde se pueda explorar el significado de la vida desde lo espiritual o filosófico.
Trabajar la esencia de las cosas:
Educar en ética universal: Difundir valores basados en la dignidad humana, justicia y respeto por el otro.
Fomentar el pensamiento crítico: Ayudar a las personas a analizar la información, detectar manipulaciones y defenderse del relativismo extremo.
CONCRECIONES
Involucrar a las nuevas generaciones: Educar a los jóvenes en liderazgo, ética y responsabilidad.
Fortalecer la educación: No solo en lo técnico, sino en valores, pensamiento crítico y resolución de conflictos.
Cuidar del más débil: Poner especial énfasis en proteger a quienes están en situación de vulnerabilidad.
EL PRIMER PASO
DAR A LAS PERSONAS LA CAPACIDAD DE FLOCERER COMO SER HUMANO
Un científico, vivía con preocupación todos los problemas del mundo.
Estaba decidido a encontrar por todos los medios una solución. Pasaba días en su laboratorio, en busca de respuestas.
Cierto día, su hijo de 7 años, invadió su lugar de trabajo, dispuesto a ayudarle a encontrar esa ansiada solución.
El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera distraer su atención:
Encontró una revista, donde había un mapa del mundo, ¡justo lo que precisaba!
Con una tijera, recortó el mapa en varios pedazos y se los entregó al niño con un rollo de cinta, diciendo: Hijo, como te gustan tanto los rompecabezas, te voy a dar el mundo en pequeños pedazos, para que lo repares.
El científico pensaba, quizás se demoraría meses en resolverlo, o quizás nunca lo lograse, pero por lo menos, le dejaría tranquilo por un tiempo; pero no fue así.
Pasada algunas horas, escuchó la voz del niño: “Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo”.
Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. ¡No puede ser, es imposible que a su edad, haya conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes!
Levantó la vista de sus anotaciones, con la certeza de que vería un trabajo digno de un niño: Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo había sido capaz?
-“Hijito, tú no sabías cómo es el mundo, ¿cómo lograste armarlo?”
-“Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi del otro lado la figura de un hombre. Así que le di la vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era.
Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y me di cuenta que había arreglado al mundo.”
PARA ARREGLAR EL MUNDO EMPIEZA POR TI